Aunque es un plato típico de Saboya, y bastante reciente (por lo visto, fruto de una campaña promocional para aumentar las ventas del queso Reblochon que la denominación de origen hizo en los años 80 del pasado siglo), yo probé por primera vez la Tartiflette en el Jura, el viejo Franco Condado, y me gustó tanto que se ha convertido en un plato habitual en mi mesa. Aunque encontrar Reblochon en nuestro país es complicado (y caro), lo sustituyo por un queso cualquiera del tipo "fromage à pâte molle à croûte fleurie", es decir, un queso de los de la gama Camembert, Brie, Caprice de Dieux, Brique, etc, los blanditos con la capa blanca por fuera. Si empezara a abundar el Reblochon en las tiendas españolas como ya lo hacen los que he nombrado, la elección está clara. Pero hasta entonces, sus primos hermanos hacen muy bien el apaño.

La Tartiflette es un gratinado de patatas con cebolla, bacon y queso. Punto y final. Nada más. Y nada menos, afortunadamente. Porque es tremendamente contundente. Si se come una ración normal y razonable, no es pesado ni te tumba. Pero sí que es suficiente, llena y reconforta que da gusto. Con una fruta de postre, es un plato único estupendo.

Ingredientes (Para unas 4 personas):

Preparación: